jueves, 29 de diciembre de 2016

Crónica de la Asamblea del 14 Diciembre de 2016

 En el Centro Pastoral San Carlos Borromeo



 El pasado día 14 diciembre, festividad de San Juan de la Cruz, celebró el Foro “Curas de Madrid” la segunda Asamblea General Ordinaria del curso  2016/2017. Nos desplazamos en esta ocasión al Centro pastoral, antes parroquia, San Carlos Borromeo. La asistencia fue de 17 miembros del Foro, algunos menos que en otros encuentros, explicable quizá por ser un poco más lejano y complejo el desplazamiento. Tras los saludos iniciales, comenzó el encuentro con unos minutos de Oración en la capilla del Centro. La presidió Javier Baeza, que actualmente es el sacerdote que está al frente de dicho centro. En homenaje a San Juan de la Cruz, como Himno de entrada recitamos su famoso poema que arranca diciendo “Qué bien se yo la fonte…”. Leímos después un fragmento de un artículo de Luis García Montero, sobre “el cuidado”, actitud que, a su juicio, da sentido a la palabra “nosotros”. Y, por último, escuchamos el relato del Evangelio de Lucas en el que, a preguntas de dos discípulos de Juan Bautista sobre si él es el Mesías, Jesús responde curando a muchos de diversas enfermedades y dolencias que les hacía sufrir. Comentamos de forma conjunta lo leído y concluimos rezando el Padre Nuestro.


 Acto seguido, en la propia capilla, según lo previsto en el Orden del día, escuchamos las explicaciones de varios miembros del Centro Pastoral sobre cómo funciona y qué actividades desarrolla. Primero intervino Javier Baeza, que nos habló de que junto a él trabajan también los sacerdotes Enrique de Castro y José Díaz, cada uno según sus actuales posibilidades. Nos presentó a continuación a las personas que iban a intervenir en el encuentro. La primera en tomar la palabra fue en Chelo Millán, que se encarga día a día de coordinar la marcha general de la comunidad. Habló después Chus Otero, que tiene como misión principal la de acoger a las personas que acuden al Centro Pastoral en busca de ayuda o para hacer algún tipo de ofrecimiento. Después tomó la palabra Asunción Gómez, mujer con una larga trayectoria de trabajo en varias parroquias de Vallecas, que en San Carlos Borromeo se ocupa principalmente de la gestión del ropero, tarea de la que resalta las conversaciones que le permite mantener con las personas que acuden a él. A continuación intervino Jorge Fernández, maestro, que desde 2004 trabaja por mejorar las condiciones de vida de los gitanos rumanos del poblado chabolista de El gallinero, dentro de La Cañada real y más concretamente por mejorar su nivel cultural. Nos habló de cómo, superando múltiples dificultades, han logrado a día de hoy la escolarización de casi todos los niños y de que están empezando a lograr que se interesen por adquirir más cultura algunos miembros adultos del poblado.

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Tomó entonces, de nuevo, la palabra Javi Baeza y nos habló de otras actividades fijas de la parroquia:

  • El grupo de teología, que actualmente se reúne para escuchar y comentar la explicaciones del teólogo Juan José Tamayo.
  • El grupo de catequistas, que se constituyó hace años y al que sigue acudiendo un nutrido número de personas. Desde que echó a andar son varias las personas que le han ayudado en sus reflexiones, entre ellas Julio Lois. Hoy esa tarea la realiza Antonio Roura, director de la Revista Religión y Escuela, editada por PPC y SM.
  • La misa dominical, importante momento celebrativo y, sobre todo, de encuentro. Habitualmente presidida por alguno de los sacerdotes de la comunidad, pero también en ocasiones por otro miembro de la misma, religioso o seglar, mujer u hombre.
  • La Asesoría jurídica, llevada por siete abogados, cinco de ellos mujeres y dos hombres. En la actualidad está actualmente muy centrada en la atención a los emigrantes, muchos de los cuales proceden de Marruecos. Pero no es éste su único ámbito de actuación, entre otros, también se ocupan del asesoramiento y ayuda a personas que han cometido algún delito de faltas o que se ven inmersas en procesos de desahucio.
  • Las clases de apoyo escolar y de enseñanza de español pensadas para niños y jóvenes, aunque también se han creado grupos de aprendizaje de español para adultos.
  • Grupo de teatro, dirigido desde hace varios años por el actor Carlos Olalla, cuenta ya a sus espaldas con un buen historial teatral y de crecimiento como personas y como grupo.
  • Diálogos entre víctimas del terrorismo y algún terrorista en proceso de arrepentimiento y reinserción. Por mediación del Carlos Olalla, que pudo poner en movimiento a los protagonistas, se han celebrado varios encuentros de este tipo, en los que, según nos contó Javier Baeza,  no faltó la tensión y la emoción.

Como se ve, son numerosas las actividades que se desarrolla en el Centro Pastoral de San Carlos Borromeo. Lógicamente han ido cambiando con el tiempo, al hilo de las transformaciones que se van produciendo en la sociedad y de los problemas sociales que van surgiendo en su seno. Se trata de ser una comunidad que acoge a quien acude a ella, pero que, a su vez, enseña a los acogidos a ser también ellos acogedores.

Llegados a este punto, hicimos un pequeño receso para tomar un aperitivo. Nos desplazamos para ello al altillo que hace años crearon sobre el techo de la actual nave del templo, que divide en dos mitades la nave original.

Retomamos acto seguido el curso de la Asamblea, aunque el lugar de abrir, según lo previsto, un debate sobre cómo están afrontando el problema de los emigrantes y de los refugiados las diversas administraciones públicas, para hablarnos de ese asunto tomaron la palabra otros dos miembros de la comunidad: Alhagi Yerro, joven africano de Gambia y Patuca Fernández, una de las abogadas del equipo de Asesoramiento jurídico.

Alhagi Yerro nos hizo un emocionante y bien narrado relato de su propia historia, que pasa por pobreza, la emigración en cayuco, y, tras mucho sufrimiento y tesón,  salida adelante, con la ayuda, que él agradece infinitamente, de la comunidad de San Carlos Borromeo. Es una historia que comienza cuando el contando con únicamente siete años abandonó su poblado en Gambia para acudir a un centro urbano donde espera fuera más fácil sobrevivir. A los diez años comenzó a trabajar junto a los pescadores, y algún tiempo después inició una arriesgada y valerosa aventura para tratar de llegar a las costas españolas de Canarias. Lo hizo en dos ocasiones utilizando alguno de los cayucos en lo que había aprendido a pescar en alta mar. La primera de ellas fallida. La segunda tuvo éxito y una vez llegado a las islas, tras pasar algún tiempo en un centro de internamiento para emigrantes, fue enviado a la Península, en la que  acabó llegando a Madrid. Aquí vivó durante tres años con inquietud y miedo a ser deportado, hasta que finalmente consiguió el permiso de residencia. Con él en el bolsillo, se atrevió el verano pasado a volver a su poblado, para ver a su madre y demás familiares. Ella le contó que desde su partida todas las noches se dormía llorando por su ausencia, pero que desde ese día lo haría riendo, pues sabía que estaba y le iba bien.

Intervino después Patuca Fernández, nos habló del problema general de los llamados emigrantes o migrantes económicos, de los que ella dijo son los refugiados del futuro. Oleadas de hombres y mujeres que huyen de la miseria salen de sus países como migrantes. Pero pronto otras oleadas de personas que trataron de salir adelante en su tierra se ven obligadas a hacer lo mismo huyendo ahora de la persecución política o de la guerra, para ponerse a salvo y salvar la vida de sus familias, especialmente de los niños. Desde la parroquia, Patuca y los demás miembros de la misma que se ocupan de estos asuntos, en colaboración con otras organizaciones, luchan por qué se les dé a unos y a otros un trato digno y para que logren no sólo que se respete su derecho a emigrar sino para que también puedan ejercer el derecho a mantenerse en sus países si es lo que desean.

 Se abrió entonces un breve diálogo entre los asistentes sobre la problemática tan emotiva y profundamente expuesta por Alhagi y Patuca. Hubo acuerdo en elogiar el trabajo que realiza la comunidad de San Carlos Borromeo. Hablamos de cómo resolver el problema de dos jóvenes gitano rumanas del poblado del El Gallinero, que quieren seguir estudiando en vez casarse, como desean sus padres. Y comentamos como en la Diócesis de Madrid, al hilo de las enseñanzas del Papa Francisco, son muchos los que hablan de misericordia y de estar con quienes andan en los márgenes de la sociedad, aunque hay en ello mucho de apariencia. Pues el número de católicos que realmente asume esa tarea es muy reducido, y no siempre cuenta con el apoyo del resto, sino que a menudo también sufre la marginación. Al hilo de este último diálogo acordó redactar un breve manifiesto, a modo de felicitación navideña, sacando a relucir de modo amable este problema. Termino en este punto y de este modo la parte deliberativa de la Asamblea, aunque el colofón lo puso la comida fraternal que compartimos los sacerdotes del Foro y los miembros presentes de la Comunidad  en la misma dependencia donde habíamos tomado el aperitivo. En esto jugo un papel destacado, que agradecemos sinceramente, María Teresa, a la que cariñosamente llaman La Tronca, una muy venerable señora dela comunidad, que nos preparó un estupendo portaje y otras viandas.
Fue una jornada muy interesante, de la que con esta reseña queremos dejar constancia.

Jesús M.L. Sotillo



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