sábado, 16 de mayo de 2020

Relato 1



 Lo que yo he vivido
Relatos en tiempos de pandemia

Relato 1

María José Hernández Ramos


Cuando el 9 de marzo de este año 2020, tan especial, saltaron todas las alarmas, no sabía cuánto era lo que el desconocido virus me iba a hacer perder, meditar, anhelar y agradecer. Quiero hablarles de todo ello.

Empezaré por lo que perdí. La pérdida que más me dolió fue ver cómo morían personas, una tras otra, unas más cercanas y otras completamente desconocidas, y no había solución para ello. Alguna de las cercanas suponen un dolor extraordinario, ya que significa el fin de una etapa vital que ya no volverá. 

Tal vez, y solo tal vez, por mi trabajo silencioso y en soledad no echo de menos el contacto con el resto de la sociedad, ni el hablar con otras personas, pues eso sigo manteniéndolo como cuando estaba en mi puesto de trabajo. No quiero pensar que me he convertido en un ser antisocial. 

Pero si he tenido mucho tiempo, y lo sigo teniendo, para dedicarme a otros archivos personales, para la lectura casi compulsiva, y para seguir compartiendo risas con mi marido. Risas y miedos ante lo desconocido. Y en este tiempo de cautiverio, que sigo manteniendo por voluntad propia, tiempo también da para meditar y para orar. Si el virus nos está azotando de una manera impensable en nuestras vidas, yo que sí creo y sé que existe Dios, no me siento sola y sigo, aunque a través de la ventana, viendo como la naturaleza y la vida se abre camino una vez más en esta primavera loca, y siento como los amigos están ahí, y mis jefes, y mi familia. 

El contacto físico con mi familia y con mis amigos me falta, es indudable, pero sé que están ahí, con sus problemas y con sus “neuras” habituales. No poder mirarles a la cara cuando hablo con ellos, observar sus miradas cuando expresan sus opiniones, como gesticulan, …, todo eso lo tengo en hibernación en el archivo de mis recuerdos.

Pero aun así, todos los días agradezco a Dios todo lo bueno que tengo, que es mucho y que en estos momentos de soledad venida me apetece hacer un balance de todo lo recibido. 

Mi único anhelo es volver a juntarme con mi familia y mis amigos. Y poder ir a una iglesia a rezar en mi soledad y con mis diálogos directos con Dios. Todo lo demás vendrá o no. Sigo viviendo el presente con planes de presente. Pero convencida estoy de que el futuro llegará y será mejor. Y seguiremos avanzando con alegría y juntos.


María José Hernández Ramos
Madrid, 13 de mayo de 2020

1 comentario:

  1. Soy un hombre de 34 años, no se si es un pecado o no, pero deseó tanto comerle el rabo a un cura o padre que no sea muy mayor, pero que sea sacerdote si hay alguno y me comprueba que lo es, que me escriba

    ResponderEliminar