jueves, 5 de mayo de 2022

Un teólogo, un poeta, un profeta

Miembro activo del Foro "Curas de Madrid"

El sacerdote Francisco Margallo Bagazo (Cáceres, 1936), falleció en Madrid, donde residió la mayor parte de su vida.

Conocí a Francisco Margallo en el año 1976 estudiando Sagrada Escritura en Comillas con el      P. José Alonso S.J. Unos años después Francisco Margallo completó estudios en Salamanca, especializándose en la teología política, temática sobre la que versó su Tesis Doctoral.




Escuché de sus labios que terminando sus estudios en Salamanca, le propusieron seguir en Alemania, Münster y finalizar allí su tesis doctoral con el profesor Johann Baptist Metz, teólogo que se caracterizó por dar una importancia fundamental a la política dentro de la reflexión teológica, algo que le llevó a ser considerado el fundador de la nueva teología política. Pero un contratiempo médico importante (operación), lo retuvo en España.


Coincidí nuevamente con él, sirviendo en los pueblos de la llamada “sierra pobre” de Madrid. Pueblos como: La Serna del Monte, Gascones, Gargantilla de Lozoya, Canencia, en un primer momento y posteriormente en: Guadalix de la Sierra, Pedrezuela, Miraflores de la Sierra, Venturada. Durante los fines de semana nos desplazábamos desde Madrid para celebrar en esos pueblos, pertenecientes a la Vicaría I que presidía don José María Bravo Navalpotro.



Perteneció a “El Foro de Curas de Madrid” desde su inicio, sintonizando 

con sus vivencias. 


Desde una fidelidad creativa al Evangelio y a las directrices renovadoras del Vaticano II, se unió con los que querían promover otras formas de vivir el Evangelio y comulgando con los objetivos del Foro: asumir la laicidad como condición universal de la Iglesia y el ministerio jerárquico como servicio; reivindicar el protagonismo de los laicos como valor esencial para el buen funcionamiento de la Iglesia, defender los derechos  humanos y las exigencias de los más marginados y pobres. 


Era un gran conocedor de la obra de Ortega y Gasset. Lo demostró en algunas de sus obras como: “Teología de J.Ortega y Gasset” 2013.





¡ Cuanta marginación por parte de la Jerarquía !  

¡ cuanto pecado de omisión en la mandos jerárquicos!



Precisamente Francisco Margallo escribía en el año 2007 “En la Iglesia Católica, se necesita recuperar la imagen de la Iglesia como Arca de Noé, en la que caben todos los que navegan hacia Dios, eliminando cualquier signo de favoritismo y exclusión. Porque ocurre no pocas veces que, bajo el pretexto poco evangélico de que "no son de los nuestros", se prescinde de personas muy valiosas...La nave de Pedro está llamada a adentrarse sin miedo en el mar, aunque las olas la cubran hasta hacerla zozobrar. Sin temer los riesgos del mundo moderno, porque en ellos se oye la voz de Jesús que dice: rema mar adentro..”. 


Hoy que estamos aún inmersos en una pandemia, pregunto: ¿ qué caso se hace hoy en día, en determinadas jerarquías de la Iglesia Católica, a la queja y crítica (enfermedades) de la Iglesia?.


La enfermedad de sentirse indispensable, con falta de autocrítica. Es la enfermedad de quienes se sienten amos y superiores a todos.


La enfermedad que te hace perder la sensibilidad y desprecia al que consideramos que no comulga con nuestro pensar. Y así se le margina y “arrincona”.


La enfermedad que pretende regularlo todo (legalismo). Todo tiene que ser domesticado. Y marginan la frescura, la creatividad y la innovación.


La enfermedad de Alzheimer espiritual, es decir, olvidan al Maestro y quedan en ídolos que construyen y mantienen desde el poder.


La enfermedad de la vanagloria. Las ropas, los colores se convierten en lo principal.


La enfermedad que siembra cizaña y así quema la fama del otro. Son los que por cobardía no son capaces de hablar cara  a cara, sino que marginan a escondidas.


La enfermedad del “chaqueteo” con el superior para conseguir “trepar”. Solo piensan en lo que tienen que conseguir no en lo que tienen que aportar. Brilla el egoísmo.


La enfermedad de los grupos cerrados, bloques que no aportan luz, transparencia. Grupos que se cierran en su exclusivo beneficio, considerándose privilegiados por el poder. 


La enfermedad que busca poder, aunque para conseguirlo no excluyen la calumnian, difaman, desacreditan a los demás. Se sienten con bula especial.


Francisco Margallo ya no será marginado. Descansa en la Gloria del Señor. Y como escribía en “Vino viejo en odres nuevos” (Poesía, Política y Profecía), es ya verdaderamente libre. 










martes, 26 de abril de 2022

Décimo coloquio abierto del Foro "Curas de Madrid y Más"

 A vueltas con la Sinodalidad






Después de la presentación y oración,  el coloquio propiamente dicho, lo presentó y coordinó Mila de Diego. Hubo, un cambio de última hora, En lugar de intervenir Marta Merino, lo hizo Ester Velasco. Motivos de salud de última hora le impedían estar presente, por lo que le pedimos a Marta que ocupara su puesto, cosa que ella generosamente aceptó.



 Sin embargo, ayer mismo, Ester nos envió un video con su intervención. Conoce muy bien el Consejo de Mujeres Católicas (CWC) y el Sínodo de las mujeres, que están preparando. Y nos habló de ello y de su opinión respecto a las preguntas del Coloquio. Fue Breve y muy interesante.







Luego tomó la palabra África de la Cruz. Su intervención fue espectacular. Quedamos con ella en que la grabe en audio y nos la haga llegar, para reenviárosla a todos vosotros.



El coloquio posterior fue muy interesante. Hubo intervenciones centradas en hablar de qué debería cambiar en la Iglesia católica para que fuera realmente una Iglesia Sinodal, de iguales. Pero, sobre todo, las hubo para hablar de si hay posibilidades de que eso ocurra y sobre cómo tratar de conseguirlo. En el centro del debate, como problema apareció enseguida, como cabía esperar, el clericalismo, discriminatorio, y el poder enorme que acumula la jerarquía sobre el resto de los miembros de la Iglesia. ¿Eso se puede cambiar? ¿Va a cambiar el Sínodo algo en esa dirección?


Algo se barruntará cuando la Secretaria General del Sínodo haga público en septiembre de este año el "Instrumentum Laboris 1 ", documento de trabajo que tienen que estudiar los episcopados de todo el mundo y enviar sus comentarios y enmiendas al Vaticano. Y más se percibirá en el "Instrumentum Laboris 2 ". La Secretaria General lo hará público en junio de 2023 .


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 A vueltas con la Sinodalidad 

Décimo Coloquio abierto del Foro Curas de Madrid y MÁS” 


VAMOS A SINODALEAR 

Exposición de África de la Cruz Tomé en el Foro de Curas y Más” 

25 abril 2022 


Soy Mª África de la Cruz y estoy muy contenta de estar trabajando el tema de la Sinodalidad. Me ha pillado en un momento dentro de mi evolución personal óptimo; tengo mucho tiempo y lo estoy invirtiendo en leer y escuchar a los que saben de este tema. Y creo en este momento, que sé bastante. Y me gustaría terminar mi vida trabajando y actuando sinodalmente con quien conmigo quiera sinodalear”. 

Nos encontramos para charlar un rato sobre la sinodalidad. Mi exposición va a tener tres partes. Una primera introducción o contextualización sobre el tema del que voy hablar, otra segunda sobre las características de la Iglesia sinodal que queremos, que soñamos y una tercera sobré qué pasos y acciones concretas podemos empezar a dar hacia esa Iglesia sinodal que deseamos. 



INTRODUCCIÓN O CONTEXTUALIZACIÓN 

La introducción tiene cuatro puntos. 


En primer lugar, quiero presentar el Sínodo de la Sinodalidad como una necesidad y una oportunidad para esta Iglesia que vivimos


La Iglesia nuestra es una Iglesia en crisis y fracturada. Yo la percibo como una Iglesia cerrada en sus cuarteles de invierno, con unas patologías toxicas: clericalismo, autoritarismo, carrerismo, jerarquismo. Es decir, con muchos ismos” patológicos. Y frente a esa Iglesia muerta, - la semana pasada leí un artículo de Xavier Pikaza, sobre la Iglesia muerta y resucitada-, frente a esa Iglesia museo, que dice el Papa Francisco, la Iglesia sinodal donde todos los bautizados somos llamados a compartir autoridad y responsabilidad. Es necesaria por su estado crítico, pero, a su vez, es, también, una oportunidad para la revitalización de nuestra Iglesia. Y este es el segundo punto. 



El Sínodo y la revitalización de la Iglesia con la fuerza del espíritu y con nuestra participación


Frente a estar hoy en la iglesia como meros espectadores, una Iglesia sinodal nos convoca a ser todos protagonistas y participantes en el ser y el actuar de la Iglesia. Eso es la sinodalidad, un caminar juntos en comunión, común unión, participando todos en la misión encomendada en esta Iglesia. Nuestra participación es imprescindible para ayudar al Espíritu, que, por supuesto, Él es el motor principal, pero nuestra participación es imprescindible, necesaria. Ya hemos empezado a sinodalear, esto que estamos haciendo ahora es sinodalidad: escucharnos recíprocamente y todos al Espíritu. 


Como en todas las instituciones, en la Iglesia debería haber un departamento I+D+I, Investigación, Desarrollo, Innovación. Y en ese encuadre, la Sinodalidad sería nuestra oportunidad de Investigación, Desarrollo e Innovación, imprescindible en toda institución que quiera responder a las necesidades cambiantes de sus destinatarios, de sus clientes. 


El tercer punto que quiero contemplar en esta Introducción, que lo único que busca es refrescar vuestros conocimientos previos, nada nuevo os estoy diciendo, ya lo sabéis… El punto tercero en el que quiero detenerme es la dimensión procesual de este sínodo sobre la sinodalidad. No es un acontecimiento limitado en el tiempo, sino que es un camino, un proceso, con distintas fases, con distintos momentos. Y es un proceso de cambio, de mejora, de innovación sine die, con una larga duración porque la dinámica de Investigación, Desarrollo e Innovación en que nos introduce debería ser in eternum, para siempre. Por tanto, si el Sínodo de la Sinodalidad es un proceso que va a durar largo y tendido, nos pide paciencia y resistencia y reconocimiento de que los frutos no van a llegar de la noche a la mañana, que poquito a poco iremos viendo los cambios positivos, pero no debemos impacientarnos. La institución eclesiástica es muy potente y los cambios que exige este Sínodo sobre la Sinodalidad no se hacen de la noche a la mañana. 



Por último, en esta Introducción, el proceso sinodal es un proceso espiritual que exige conversión personal y comunitaria y reforma de las estructuras eclesiales. Esto dicho así parece poco exigente pero no es verdad. Tanto la conversión de nuestras mentes y nuestros corazones como la reforma de las estructuras eclesiásticas son un proceso muy exigente, pero lo que tenemos que tener claro es que son condiciones de posibilidad. No habrá una mejora, una sinodalidad, sin estas dos condiciones. No la habrá si la reforma de estructuras y la conversión personal y comunitaria no se van dando la mano. Las dos deben ser necesarias y de obligado cumplimiento para que pueda haber sinodalidad. 



Hasta aquí una puesta a punto de vuestros conocimientos, abordamos la segunda parte. 


CARACTERÍSITICAS DE ESA IGLESIA DEL FUTURO, ESA IGLESIA SINODAL, QUÉ SOÑAMOS, QUÉ QUEREMOS Y POR LA QUE ESTAMOS AQUÍ. 


La primera característica de la iglesia sinodal: es una Iglesia fiel a Jesús y a su Evangelio

Es un punto de partida. No debimos desviarnos de él. Así empezó el movimiento de Jesús que llegó a ser una Asamblea. De movimiento a Asamblea y de ahí a Iglesia jerarquizada. La voluntad de Jesús, la misión que él tuvo y que nos encargó continuar, predicad el Evangelio, esa es la razón de ser de una Iglesia sinodal y, por tanto, de todos los protagonistas, de todos los bautizados. En ella estamos para hacer vida el Evangelio, la Buena Noticia de Jesús. 


La segunda característica de esa Iglesia sinodal es que es una Iglesia Pueblo de Dios, donde todos somos iguales en dignidad, por el bautismo, y diversos en las funciones que podemos asumir dentro de ella


Esta nueva eclesiología nace o renace de la eclesiología del Vaticano II. Frente a una Iglesia organizada jerárquicamente, una Iglesia Pueblo de Dios, con una teología del nosotros, de la comunidad. Yo estoy contra el principio de que la jerarquización es un componente esencial de una iglesia. En una Iglesia sinodal no puede haber estratos, sobre todo, si esos estratos van asociados al poder, ni pirámide vertical ni pirámide invertida. Donde hay estratos de poder no hay sinodalidad. Y yo creo que este es un punto muy muy importante dentro de la sinodalidad. Una Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha, donde todos hablamos, todos tenemos algo que aportar, todos podemos enseñar y todos tenemos que aprender, eso es la sinodalidad. Una iglesia donde todos participamos y todos somos corresponsables en la Misión compartida. La Misión es única, id y predicad el evangelio”, para todos los bautizados dentro de la Iglesia. 


La tercera característica de la Iglesia sinodal es que es una Iglesia servidora y del cuidado, una Iglesia al servicio de la humanidad, toda ella ministerial, toda ella sacramento de salvación, de liberación del hombre, según su contexto, según su realidad; Iglesia servidora y del cuidado donde la ocupación de todos los miembros sea procurar la salvación, la liberación de todos los humanos o de toda la realidad social. 


Cuarta característica, una Iglesia encarnada en el mundo y su tiempo, en dialogo con la sociedad y con los signos de los tiempos. Esto la exige una renovación constante, permanente, en su teología, moral y liturgia. Toda institución humana es evolutiva y no puede refugiarse en sus cuarteles de invierno, tiene que ser una Iglesia de puertas abiertas, una Iglesia en salida, una Iglesia atenta a las demandas de los tiempos, los nuevos problemas, las nuevas preguntas de la sociedad. 


En quinto lugar, una Iglesia pobre y para los pobres. Dentro del Evangelio está muy clara la incompatibilidad de la riqueza y el servicio eclesial que Jesús pedía a sus seguidores. Él ha venido a liberar, a servir, sobre todo, al pobre, al necesitado. Y eso no lo puede cambiar ninguna institución temporal. La riqueza, y sobre todo si se une al poder, es un antídoto contra el servicio que la Iglesia tiene que desempeñar. 


En sexto lugar, la Iglesia que soñamos es una Iglesia inclusiva, donde los laicos y, especialmente, las mujeres hagan todo lo que sean capaces de hacer. Personalmente, me parece una lástima, y lo lamento, el despilfarro que esta institución hace de sus recursos. Es una lástima lamentable que siendo el laicado y las mujeres la mayoría de los miembros de la Iglesia no tengan nada que decir, nada que aportar. Esto es insostenible. La Iglesia tiene que revisar esta tendencia a excluir a parte, una parte muy importante, de sus miembros. La iglesia debiera ser Iglesia inclusiva. 


Por último, como séptima característica, Iglesia debiera ser también comunidad de comunidades, una Iglesia a tamaño humano, donde nos conozcamos y de verdad nos podamos escuchar, donde podamos dar de sí lo mejor que cada uno de nosotros tengamos. Esto, ser comunidad de tamaño humano, nos hará ser una Iglesia mucho más igualitaria, y mucho más responsable, corresponsable, en la Misión. Siempre y cuando haya una estructura de gobierno compartido y un liderazgo comunitario, un liderazgo que no sea un poder, una distinción, sino que sea un servicio y, como tal, sea voluntario. Según su capacidad, vocación, competencia y voluntad, los servidores tienen que ser elegidos por las comunidades para que el liderazgo sea una función a realizar como servicio, siempre temporal y con rendimiento de cuentas. Ser líder elegido y corresponsable. 


Por último 


¿QUÉ PASOS Y ACCIONES CONCRETAS PODEMOS EMPEZAR A DAR YA AHORA EN LA COMUNIDAD DONDE NOS ENCONTRAMOS, EN EL CONTEXTO EN EL QUE NOS DESENVOLVAMOS? 

Para desarrollar este punto me remito a la tarea propuesta por la Secretaría General del Sínodo para esta primera fase diocesana con la pregunta fundamental. ¿Cómo vemos la sinodalidad en nuestra Iglesia hoy y qué pasos nos pide el Espíritu dar para crecer en sinodalidad? 


Está muy bien empleado el término pasos” del proceso, el poquito a poco del crecer. Crecer es desarrollar un paso adelante, algo más cualitativo y cuantitativo. 


Para estructurar los seis puntos de este tercer apartado me ajusto a la metodología que ya nos es familiar, ver, juzgar y actuar. 


¿Por dónde tenemos que empezar y cómo podemos empezar ya? 


1. Si la sinodalidad supone una conversión personal y comunitaria ahí tenemos nuestro primer escalón: Revisar personal y comunitariamente nuestro ser, estar y actuar como bautizados en un proceso de sinodalización de la Iglesia, para, poco a poco, pasar de la Iglesia jerarquizada a una Iglesia sinodalizada. 


2. ¿Cómo avanzar en la conversión? Pues la condición de posibilidad es la formación


Podemos ya empezar a decidir qué actitudes y comportamientos de nuestro bagaje comportamental, -lo que somos y hacemos-, necesitan una acomodación para pasar de la pasividad en la que estamos educados -y hasta nos sentimos a gusto-, a una actividad protagonista y corresponsable. Esta es una tarea de larguísima duración y nos va a costar mucho y lo tenemos que ir haciendo poco a poco. Lo primero, para poder cambiar es tomar conciencia de que nuestra pasividad no es lo mejor que nos puede suceder. Que esa aparente comodidad de mande, que yo obedezco”, a la postre nos ha traído a esta situación de la que ahora nos quejamos y de la que somos victimas. Pasar de la pasividad a la actividad actuando. Pasar de la sumisión y la obediencia a la iniciativa, al protagonismo, a la propuesta y al riesgo de equivocarnos. Y saber que nuestra acción va a ser controlada y que de ella hay que dar, rendir cuentas. Y con las actividades comunitarias, lo mismo, el mismo proceder. 


Revisar nuestras actitudes, nuestros compromisos y nuestra disponibilidad es un buen punto de partida. 


3. Participar en los programas que decidamos en el proceso de formación por dónde vamos a empezar. Tomar parte en el proceso de decisión, qué queremos cambiar y cómo lo queremos cambiar. Desde el primer momento del proceso de toma de decisión nuestra presencia es necesaria para que nuestro compromiso pueda, luego, ser el motivo para el cumplimiento de las promesas. Comprometernos en el proceso de decisión para responsablemente conseguir los frutos esperados. 


4. En cuarto lugar hay que someter las decisiones a los complementos circunstanciales. Programar las actividades concretas de la formación. Una formación siempre activa. Aprender a hacer haciendo, porque se trata de cambiar actitudes y comportamientos. Y actuar de otra manera exige participar en esas actividades, que pueden ser como el ensayo de la conducta deseable. Programar actividades en el tiempo y evaluar los resultados que se van obteniendo, para utilizar la evaluación y la mejora como puntos imprescindibles en todo proceso de formación. 


5. Y a mí me parece, y es el quinto punto de mi propuesta, muy necesario y muy accesible el aprender a trabajar en equipo, porque somos muy individualistas y en una sinodalidad, en un caminar juntos. El equipo, con el reparto de funciones, es la metodología que se ajusta como horma a un zapato a la sinodalidad. Sobre el trabajo en equipo hay muchísima literatura y hay muchos expertos que saben mucho de cómo se aprende a trabajar en equipo. A nosotros nos puede parecer hasta de sentido común, porque muchas de las cosas las sabemos, pero nos pasa como al burgués gentilhombre, -que hablaba prosa sin saberlo-1. Lo sabemos, pero el problema es practicarlo, ponerlo en acción. Es decir, el equipo como espiritualidad del nosotros, donde la misión compartida nos corresponsabiliza en los resultados. Estoy hablando de aprender a cooperar frente a competir. Individualmente competimos, en equipo cooperamos. 


6. Y, por último, cómo este proceso de sinodalización de la Iglesia es un proceso largo y perenne, podemos empezar ensayando aquellas conductas que nos parezcan más urgentes, más necesaria o más fáciles ¿Por dónde empezar? Cada comunidad tiene que ver qué es lo que más necesita. 


Y desde ese compartir la toma de decisiones, adelante con los faroles. Poniendo toda nuestra mejor disposición en la mejora de nuestras actitudes y comportamientos, que por ahí hay que empezar. 

Pues que así sea. 


(1).  Moliere. El burgués gentilhombre. Acto I, Escena IV.  


África de la Cruz Tomé 

lunes, 7 de febrero de 2022

Desde el Estado de Alarma a la Consulta Sinodal


 

Desde el Estado de Alarma a la Consulta Sinodal 
Dos años de Historia del Foro 

Jesús M. López Sotillo 


    Cuando el 10 de febrero de 2020, en torno a las 9:15 de la tarde, dimos por concluido el 8º Coloquio abierto del Foro "Curas de Madrid y Más", puesto bajo el lema “¿Por qué continúa la desafección eclesial? ¿Cómo revertirla?”, no podíamos figurarnos que tardaríamos 643 días en volver a reencontrarnos para celebrar el coloquio número nueve. Y, cuando el 15 noviembre de 2021 dimos por concluido este coloquio del reencuentro, tampoco podíamos figurarnos que faltaban pocos días para que diera comienzo la sexta ola de la pandemia, la menos mortífera de todas, pero la que más contagios, con mucha diferencia, ha producido. Esta ola es, también, la que nos va a impedir, por prudencia, convocar ahora en febrero, como teníamos planeado, el 10º Coloquio abierto

En estas páginas, que ahora escribo, quiero dejar constancia de cuál ha sido la historia del Foro en estos dos años de convulsión mundial a causa de la entrada en nuestras vidas del Covid19. Con sus diversas variantes, y movido por su afán por replicarse, ha causado muchos daños personales y un enorme desbarajuste social, que también ha afectado a entidades pequeñas, como la nuestra. 
En todo ese tiempo la Comisión Permanente ha jugado un papel importante en la historia interna del Foro. Hasta principios de este curso ha estado formada por Mila de Diego, Marta Merino, Jesús Sastre, José Manuel Coviella, Jesús Copa, Jorge de Dompablo, Javier Sánchez y yo mismo, Jesús L. Sotillo. Pero también ha jugado un papel importante Javi Baeza, encargado diocesano del Centro de Pastoral San Carlos Borromeo. Durante unos años fue miembro de la Comisión y durante estos meses en varias ocasiones se ha puesto en contacto con nosotros para hacernos propuestas sobre iniciativas que el Foro podía llevar a cabo. 



    Nosotros, como el resto de la población, no pudimos desde mediados de marzo de 2020 reunirnos de forma presencial. Tampoco sabíamos al principio nada de videoconferencias. Pero nuestro grupo de WhatsApp ha echado humo durante todo este tiempo. Antes de que se decretara el estado de alarma, todavía tuvimos ocasión de acordar por esa vía que el Foro prestase su adhesión a la convocatoria “Revuelta de las mujeres en la Iglesia. Hasta que la igualdad se haga costumbre". Nos dio tiempo, también, a elaborar y difundir la crónica del 8º Coloquio, puesta bajo el título de “Contra la desafección eclesial: que la Iglesia valore y escuche a cada persona. Que ayude y se deje ayudar”


Luego, a partir de la segunda semana de marzo, los contagios aumentaron exponencialmente, el número de hospitalizaciones no hacía más que incrementarse, el porcentaje de camas ocupadas en los hospitales por enfermos Covid amenazaba con colapsarlos en poco tiempo, las UCI no daban casi más de sí, el número de fallecidos se disparó. En cuanto que fue patente que este proceso estaba en curso, el Gobierno decretó un estricto Estado de alarma, el primero de los que iban a venir. Se extendió por todas partes la perplejidad, el casi no creernos que nos estuviera pasando todo esto a nosotros y al resto del mundo. 
En la Comisión Permanente, a través del WhatsApp, comenzamos a hablar de todo ello, a comentarlo apasionadamente, a discutir entre nosotros a causa de los diferentes modos de analizarlo y de enjuiciar las determinaciones políticas del Gobierno, puesto al mando de las todas las operaciones destinadas a combatir la pandemia. Y, pronto, también polemizamos sobre las determinaciones que fueron tomando las autoridades autonómicas, así como sobre las disposiciones de las autoridades eclesiásticas y las conductas tanto de los dirigentes religiosos como de los creyentes de menor rango. Polemizamos, así mismo, sobre las estrategias que pusieron en marcha los diferentes partidos políticos. 


    A finales de marzo, y en medio del torbellino personal y colectivo en que nos encontrábamos, la Comisión acordó elaborar y enviar al resto de los miembros del Foro y a algunos medios de comunicación un breve mensaje, que quería ser un mensaje de saludo y de esperanza. Lo titulamos “Palabras en tiempos de pandemia. Nota de la Comisión Permanente del Foro curas de Madrid y Más". Por entonces ya empezó a saberse que los ancianos contagiados en las residencias no estaban siendo derivados a los hospitales y que morirán como chinches, solos, sin apenas atención sanitaria, cerrados en sus habitaciones. Empezó a saberse también que en los propios hospitales al llevar a cabo el triage cuando se producía el ingreso de contagiados y cuando había que decidir a cuáles se llevaba a las UCI los ancianos estaban siendo relegados, más aún que en algunas autonomías se cursaron órdenes para que a los que estaban en residencias ni si quiera se los trasladara a los centros sanitarios. Todos empezamos a conocer casos de personas conocidas contagiadas, hospitalizadas y fallecidas. Y, cuando cabía esperar, que las fuerzas políticas aunaran esfuerzos para afrontar la grave situación que atravesábamos, se desataron las hostilidades entre ellas. 

En la Comisión Permanente, como queda dicho, hablábamos de todo esto en encendidos debates. Hablamos también en abril de dos sacerdotes y profesores fallecidos en esos días, muy conocidos, queridos y valorados, que en algún momento tuvieron relación con el Foro, Juan Martín Velasco, y Rufino Velasco. 



    Poco a poco empezó a bajar la incidencia acumulada. Desde primeros de mayo se fueron produciendo las diferentes fases de la desescalada, y los miembros de la Permanente nos planteamos la posibilidad de celebrar a finales de junio un nuevo coloquio abierto presencial. Se produjo también por entonces la primera llamada de atención de Javi Baeza. El 29 abril se puso en contacto con nosotros para pedirnos que elaboráramos e hiciéramos público un documento sobre la liturgia en medio de la pandemia. 



    Para hablar del posible encuentro presencial y de si aceptábamos el reto que Javi nos planteaba, acordamos celebrar una videoconferencia, la primera. Tuvo lugar el 4 mayo de 2020. En ella estuvimos de acuerdo en que era un poco precipitado organizar un coloquio abierto presencial. Pero como queríamos daros a los miembros del Foro la oportunidad de poner en común lo que habíamos pensado, vivido y sentido en estos duros meses de pandemia, acordamos proponeros participar en una especie de juego, que llevaríamos a cabo a través del correo electrónico y de nuestra página web. Lo titulamos “Galería de relatos: lo que yo he vivido.” Se trataba de que, tras un párrafo inicial común, cada cual contara en un relato breve la experiencia vivida en los meses de confinamiento. Aunque no muchos, sí llegaron unos cuantos e interesantes escritos. 


Pero, además, en esa misma videoconferencia, acordamos hacer nuestro el reto que nos proponía Javi Baeza: elaborar un documento sobre la liturgia en tiempos de pandemia. Encargamos la elaboración del primer borrador a Mila de Diego y a Marta Merino, por ser mujeres y por ser seglares.


 

    Queríamos que el propio lenguaje del texto y su estructura, a parte de su contenido, tuvieran un aire distinto al que suelen tener los textos escritos por eclesiásticos. En pocos días llevaron a cabo el encargo. Su texto realmente tenía otro aire. Pero no fue sencillo llegar a un consenso respecto a la estructura y al contenido del mismo. Había puntos conflictivos en los que costó trabajo acercar posiciones. Después de escuchar a unos y a otros, y manteniendo el esquema general de primero, yo elabore un segundo borrador. Para acercar posiciones, organizamos una segunda videoconferencia. No fue posible un acuerdo pleno, pero la mayoría, tras introducir algunas enmiendas, dio el visto bueno al texto final. Lo enviamos al resto del Foro y a los medios de comunicación el 29 de mayo de 2020, con el título: “Por una nueva forma de celebración litúrgica. Reflexión de la Comisión Permanente del Foro Curas de Madrid y Más, cuando los templos vuelven a estar abiertos". Tuvo cierto eco. Y, aunque suscitó reacciones enfrentadas, en general fue bien acogido. 


    Jesús Sastre, cuya madre centenaria vivía en la Residencia de la Santísima Virgen y San Celedonio, una de las que acabó arrojando un alto porcentaje de ancianos fallecidos en circunstancias dramáticas, por esos días ya se había implicado en la denuncia de lo que había pasado en esa y en otras muchas residencias de ancianos. Y fruto de ese compromiso fue su participación activa en la creación y en la puesta en funcionamiento de la Plataforma en Defensa de la Dignidad de Mayores en Residencias (PLADIGMARE). 


    Llegó el verano y con él llegó, también, un atisbo de esperanza entre el fin de la primera ola y el comienzo de la segunda. Pero llegó, también, otra noticia triste para el Foro, la muerte de Pedro Casaldáliga, el día 8 de agosto. Fue un hombre, un sacerdote y un obispo muy cercano a nosotros por su sensibilidad social y por su modo de entender, vivir y enseñar el Evangelio. Varios miembros del Foro tuvieron la fortuna de conocerle y de tratar con él. Benjamín Forcano y Evaristo Villar, entre otros. Le pedimos a Javier Sánchez, sincero y profundo admirador de su vida y de su obra, que escribiera un texto en memoria suya y como nuestro humilde homenaje. Se puso a la tarea y, tras una breve revisión, lo difundimos el día 12 de agosto, bajo el título “Pere Casaldáliga, un obispo diferente. Una palabra del Foro Curas de Madrid y más”


    Pese a ser tiempo de vacaciones, la Comisión Permanente no se las tomó, seguimos comentando la actualidad política, social y eclesial con viveza y pasión. Pero no volvimos a entrar en contacto con el resto del Foro hasta noviembre de 2020. Entre medias habíamos vivido otra ola de pandemia, la segunda, entre agosto y noviembre. Por su causa no pudimos retomar la marcha presencial del Foro a principio del curso 2020/2021. 


    A comienzos de noviembre saltó a la opinión pública un tema que poco tenía que ver con la pandemia, pero sí mucho con la Iglesia y, en concreto, con la Diócesis de Madrid. El tema de las Fundaciones de la Iglesia que tienen su sede o desarrollan algunas de sus actividades en Madrid. El responsable diocesano de supervisarlas, con el beneplácito del obispo, y sin hacerle saber que estaba jugando a dos bandas, había instado a varias de ellas a vender su patrimonio o a encomendar la gestión del mismo a personas o empresas que se lo comprarían a buen precio o que lo gestionarían de un modo mucho más rentable. El aliciente era que este modo de proceder les iba a proporcionar ingresos mucho más cuantiosos, con los que ellas y la propia diócesis podrían financiar mejor sus obras caritativas y hasta llegar a construir lo dio en llamarse una “Ciudad de la Misericordia”. La realidad no fue tan idílica, sino que se destapó un entramado de intereses, que perjudicaba a terceras personas, que denunciaron el caso, y que descapitalizaba a las Fundaciones, condenándolas a una pronta extinción por falta de recursos. 


    También por entonces estaba candente el corte de suministro eléctrico que efectuó la compañía Naturgy en las viviendas de los asentamientos ilegales de la Cañada Real Galiana que se encuentran en los municipios de Madrid y de Rivas Vaciamadrid,. Llegaba el frío y muchas familias pobres, especialmente en los Sectores 5 y 6, no tenían ni con qué alumbrarse ni con qué calentarse ni con qué calentar el agua para lavarse a sí mismos o para lavar y fregar su ropa y sus cacharros.         

    Y no se veían visos de solución inmediata. 
Se produjo, así mismo, el 11 de noviembre, la muerte por Covid19 de Pedro Sánchez Menéndez. Muy querido fraile dominico de la comunidad de Vallecas, bueno donde los hubiera, siempre completamente volcado en vivir y difundir un modo de cristianismo centrado en la ayuda a los más necesitados. Y miembro del Foro desde su fundación en 2007. Tuvo lugar, también, el 25 de noviembre, organizada por la Comisión diocesana por una vida libre de violencia contra las mujeres, la celebración “Memoria y esperanza – libres de violencias”, de la que una parte de la misma fue la acción que llamaron “Por ellas doblan las campanas”. Consistía en tocar a difunta a una misma hora en los templos que se adhirieron a la iniciativa y especialmente en la Catedral. 


    Desde la Comisión Permanente nos fuimos haciendo eco, de uno u otro modo, de todos estos asuntos e hicimos partícipe de nuestras iniciativas al resto del Foro


    Como la polémica en torno a las Fundación de la Iglesia en vez de aplacarse fue cobrando más notoriedad en los medios de comunicación, Jesús Sastre, afectado directamente por el asunto pues una de las fundaciones implicadas, la Fundación de la Santísima Virgen y San Celedonio, es la dueña de la residencia del mismo nombre donde está su madre, nos propuso que el Foro o la Permanente hiciera público un documento reflexionando sobre el asunto, que no sólo estaba generando muchos damnificados sino que, también, estaba dañando la imagen de la Iglesia diocesana. 


    Nos pareció un empeño oportuno, aunque complejo, y le encargamos que hiciera un primer borrador, cosa que llevó a cabo con diligencia. Tomándolo como texto base, fuimos perfilando su tono y su contenido. Yo me encargué de dar forma a la versión final. Como venía ocurriendo con otros documentos, no obtuvo la aprobación del conjunto de la Permanente, pero sí de la mayoría. Y lo enviamos al resto del Foro y a los medios de comunicación el día 22 diciembre en de 2020. Lo titulamos “La Diócesis de Madrid y sus Fundaciones. Un relato y unas reflexiones del Foro Curas de Madrid y Más


    A parte de describir como se fraguó este problema y qué personas intervinieron en sus polémicas operaciones urbanísticas, advertíamos de lo peligroso que es y lo poco acorde que resulta, según nuestro modo de entenderlo, con el estilo evangélico, que la Iglesia escuche los cantos de sirena de quienes la engatusan con promesas de obtener para ella de su patrimonio, mediante una adecuada y experta “gestión profesional”, eufemismo de “especulativa”, cuantiosos beneficios, que pueden ser aprovechados para financiar de modo más holgado sus múltiples acciones pastorales, entre ellas las de tipo caritativo. Hicimos una amplia difusión del texto, aunque no todos los medios a los que lo enviamos se hicieron eco del mismo. Tampoco recibimos ningún comentario de dos autoridades diocesanas a las que creímos oportuno hacérselo llegar directamente, el obispo auxiliar de Madrid Don José Cobo y el Vicario de la Vicaría para el desarrollo humano integral y la integración, Don José Luis Segovia. Pero también tuvimos noticias de reacciones positivas. 


    Pocos días después, como el problema de la Cañada Real Galiana no daba muestras alguna de que fuera a solucionarse a corto plazo, varios colectivos civiles y religiosos que actúan en la zona, entre ellos la Parroquia de Santo Domingo de la Calzada, preocupados por la situación tan penosa que vivieran muchos cientos de personas y entre ella bastantes niños, acordaron enviar una Carta al Papa Francisco, para pedirle que mediara en el conflicto. Pidieron adhesiones. Y la Permanente decidió dar la adhesión del Foro. El texto fue entregado en la Nunciatura Apostólica el 8 de enero de 2021, con la firma de Javi Baeza, en nombre de las muchas Comunidades firmantes. 

    Desde entonces y hasta marzo, lógicamente, siguieron pasando cosas en los ámbitos político, social y eclesial. Y en la Comisión Permanente las comentamos y debatimos, pero sin llegar aponernos en contacto con el resto del Foro. Lo hicimos de nuevo con ocasión de la convocatoria del colectivo Revuelta de las mujeres en la Iglesia. Hasta que la igualdad se haga costumbre" para celebrar el Día de la Mujer. Ese año sus celebraciones las pusieron bajo el lema con resonancias evangélicas “Si las mujeres callamos, gritarán las piedras”. Y desde la Permanente difundimos el anuncio, incitando a participar en los actos programados, que por las restricciones debidas a la pandemia, se celebraron el siete de marzo en el Centro Pastoral de San Carlos Borromeo, en lugar de ante la catedral de la Almudena, como en 2020. 


    En esos primero días de marzo, la situación política, que ya venía siendo muy tensa durante la mayor parte de la pandemia, se tensó un poco más en nuestra Comunidad Autónoma. El día 10 La presidenta Isabel Díaz Ayuso dio por rota la coalición con Ciudadanos, disolvió la Asamblea y convocó elecciones para el día 4 de mayo. No era un asunto directamente eclesial, pero ni a la Permanente ni al resto del Foro podía dejarles indiferente. El compromiso social de la mayoría de nosotros con los más desfavorecidos y maltratados de la sociedad nos hizo temer inmediatamente que la mejor o peor atención a los mismos dependía mucho de cuál fuera el resultado electoral y de cuáles pudieran ser los pactos postelectorales necesarios para poder gobernar. 


    Por aquellos días nos llegaban también noticias de otro tipo, pero no ajenas del todo al Foro y a nuestra preocupación por los colectivos injustamente marginados en la Iglesia. Llegaban de Alemania. Un grupo de curas católicos había manifestado públicamente su disposición a bendecir en una ceremonia religiosa la unión de parejas homosexuales que se lo demandaran. 





    El día 17 y el día 18 de marzo de 2021 nuevos mensaje de Javi Baeza nos invitaban a decir y a hacer algo en torno a ambos asuntos, el de las bendiciones de parejas homosexuales y el de las elecciones autonómicas. Nos sugería que invitáramos a los curas del Foro a hacer un manifiesto similar al de los curas alemanes y que abriéramos un debate entre los miembros del Foro para tratar de fijar y de dar a conocer una postura común ante la convocatoria electoral. 

    Pocos días después, el 22 de marzo, celebramos una tercera videoconferencia. Los miembros de la Permanente queríamos dialogar entre nosotros de ambas propuestas viéndonos y escuchándose en directo aunque fuera online. Acordamos sacar una nota sobra ambos asuntos, pero de la referente a las bendiciones de parejas homosexuales no llegamos ni siquiera a preparar un borrador. Toda nuestra energía la pusimos en la que debía decir algo en torno a las próximas elecciones autonómicas. 


    Descartamos organizar una consulta general dirigida al Foro para ir consensuando una respuesta común. No podíamos hacerla de modo presencial por causa de la pandemia. Pero es que, aunque hubiera sido posible, sabíamos que habría sido complicado alcanzar consenso en un par de horas, tratándose de un tema tan polémico. Y llevarlo a cabo mediante el intercambio de correos electrónicos nos pareció que iba a resultar un empeño casi imposible. 
    No obstante seguía pareciéndonos oportuno decir algo. Y asumimos el reto de ser nosotros, la Comisión Permanente, quienes lo hiciéramos. Pero no para comunicar el resultado, como otras veces, al resto del Foro y a otras personas e instituciones ajenas al mismo y a los medios de comunicación, sino únicamente al resto del Foro. Serían sólo unas reflexiones de la Permanente que compartíamos con vosotros, por si os podían servir de algo. Sin presentarla como la única reflexión ni la única postura que cabe deducir de la lectura de los Evangelios y de la Doctrina Social de la Iglesia. Estaba, no obstante, condicionada, como ya queda sugerido, por nuestra común preocupación de que la sociedad, en este caso nuestra Comunidad Autónoma, trate lo mejor posible a los más necesitados y desvalidos, ayudándoles a salir de su situación precaria o, al menos, haciéndosela más fácil. 


    Tampoco, como en el caso de los anteriores documentos elaborados en estos meses de pandemia, fue fácil lograr la redacción de un texto consensuado, que pudiéramos presentar como el pensar y el sentir de la Permanente en su conjunto. Después de realizar un análisis de la situación política en nuestra Comunidad y de dar cuenta del mismo en el texto, tarea no exenta de polémicas internas, tocaba pensar qué sugerencia de voto hacíamos, si es que hacíamos alguna. La unanimidad fue imposible. Pero a la mayoría nos pareció, que dejando claro que de la lectura de los textos de la Biblia y de la Tradición no se desprende una sola manera de afrontar los problemas políticos, desde nuestro modo de entender y de vivir el seguimiento de Jesús de Nazaret, estaba justificado lanzar una llamada a votar de forma que no se favoreciera un resultado electoral que hiciera posible el triunfo de la más que probable coalición del PP y VOX. 


Finalmente, el día 21 de abril de 2021, a trece días de las elecciones, enviamos el texto al resto del Foro. Llevaba este significativo título: “Ante las elecciones en la Comunidad de Madrid. Reflexiones de la Comisión Permanente del Foro Curas de Madrid y Más para compartir con el resto del Foro.” 

    Pronto, sin embargo, estas recomendaciones “privadas”, se hicieron públicas y corrieron por los medios de comunicación. Creando un cierto revuelo. Nos solicitaron entrevistas, pero acordamos no conceder ninguna, porque no era nuestra intención dar doctrina abierta a quien quisiera escucharla, sino compartir nuestras reflexiones y nuestros puntos de vista con vosotros. Aunque, de todos modos, hemos de reconocer que tampoco nos molestó mucho que se conocieran. 


    Más difundidas y comentadas que lo que habíamos imaginado, el caso es que no sirvieron para lograr que la coalición PP/VOX fuera posible. Simplemente resultó no ser necesaria, porque el triunfo de Isabel Díaz Ayuso, para sorpresa de muchos, incluidos nosotros, fue espectacular e incontestable. 


    Algo desencantados, aunque el contacto entre nosotros siguió siendo vivo, no volvimos a contactar con el resto del Foro hasta pasado el verano. De nuevo fue Javi Baeza el encargado de darnos un toque de atención. Tras la tercera y la cuarta ola de la pandemia, a finales de septiembre la incidencia acumulada de contagios había bajado bastante y cabía la posibilidad de plantearse la celebración de coloquios presenciales. Es lo que Javi nos propuso el 27 de septiembre. Estuvimos de acuerdo con él y nos pusimos en acción para ir viendo cómo organizar, cuándo y dónde nuestro 9º Coloquio abierto


    Con el arranque del curso 2021/2022 y con la próxima vuelta a los coloquios presenciales, Jesús Sastre nos comunicó su intención de dejar la Comisión Permanente, pues ocuparse de los asuntos de la plataforma PLADIGMARE le lleva mucho tiempo y quiere dedicarse a ella de manera intensa. Ha sido un miembro importante y muy activo dentro en la Permanente, y lamentamos su marcha. Así se lo hicimos saber y le mostramos nuestro sincero agradecimiento por el tiempo que ha permanecido en ella y por lo mucho que ha aportado desde el comienzo al buen funcionamiento del Foro. 


    Ya sin él, celebramos una reunión presencial, la primera desde enero de 2020, el día 22 de octubre. Fue en una local de la Asociación San Francisco de Asís, dedicada a la atención a inmigrantes, que preside Jorge de Domplablo, cercana a la parroquia Nuestra Señora de la Guía, de la que él es administrador parroquial y en la que ejerce las funciones de párroco. Acordamos que el 9º Coloquio abierto, el encuentro del reencuentro, tuviera tres partes. Saludo y oración inicial. Puesta en común de la experiencia religiosa que para nosotros ha supuesto vivir estos dos años de pandemia. Y Diálogo sobre el Sínodo de la sinodalidad, que por entonces estaba empezando a recorrer su fase diocesana. 


    El 9º Coloquio tuvo lugar, como todos los anteriores, en uno de los salones de la Parroquia La Sagrada familia, cuyo uso nos permite generosamente el párroco de la misma, Arturo Portabales González-Choren. Lo convocamos y celebramos bajo el título “Desde el Estado de alarma al Sínodo de la Sinodalidad. Mucha experiencia que compartir”·. Nos reunimos en torno a 25 personas. 


    Jesús Copa, con su amabilidad característica, se encargó de saludar a las personas asistentes, manifestando la común alegría de volver a estar juntos. Marta Merino y Mila de Diego, con la ayuda técnica de Carlos, el marido de ésta, dirigieron los minutos de oración. Mila fue la encarga de presentar este momento. Escuchamos la canción de Rozalén y Estopa “Vivir”. Meditamos brevemente a partir de la lectura del poema de Gabriela Mistral “El placer de servir”. Y terminamos rezando con las palabras de la oración “Que vea” del sacerdote jesuita José María Rodríguez Olaizola. 


    Tras esta primera parte de nuestro coloquio, Jorge de Dompablo fue el encargado de presentar y coordinar la segunda. Queríamos poner en común cómo hemos vivido religiosamente hablando estos dos años de pandemia, qué reflexión espiritual nos ha suscitado, a qué conducta religiosa nos ha conducido. Hubo numerosas intervenciones, algunas giraron en torno a Dios, en torno a qué hemos pensado en torno a él en estos meses tan difíciles. Otras se centraron en la fragilidad que ante él y ante su misterio y el misterio de la vida hemos experimentado, removidos por la epidemia causada por un virus, que sin ser consciente de ello, nos hacía enfermar y morir. Finalmente las hubo que hicieron hincapié en cómo, ante tanto dolor, el que ya existía y el que, a causa del Covid19, se sumó a él, decidieron seguir siendo, pese a los riegos, instrumentos de Dios, tendiendo sus manos hacia quienes necesitaban ser ayudados. 


    Finalizado este momento testimonial, abrimos la tercera parte del coloquio. Fui yo mismo, Jesús L. Sotillo, el encargado de presentarla y de coordinar su desarrollo. Giró en torno a la XVI Asamblea General Ordinaria de El Sínodo de los Obispos, que se reunirá en octubre de 2023 para tratar el tema “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. Hasta que llegue esa fecha han de desarrollarse dos fases preparatorias. De octubre de 2021 a agosto de 2022 la Fase diocesana, dedicada a las consultas sinodales, la más novedosa. De septiembre de 2022 a marzo de 2023 la Fase continental, en la que cobran importancias las Conferencias episcopales. 


    Antes de elaborar y de entregar a los obispos el Documento de trabajo (Instrumentum laboris) que han de estudiar en el Vaticano en octubre de 2023, ha querido el papa que se haga una consulta en todo el orbe católico a múltiples personas e instituciones, no solo eclesiales, sobre qué opinan en torno a distintas cuestiones que tienen que ver con la Sinodalidad de la Iglesia. Su deseo es que, una vez procesadas las respuestas, el relator elabore y entregue a los obispos de todo el mundo un Primer Documento de Trabajo, para que las conferencias episcopales, durante la segunda fase, lo estudien, enmienden y entreguen sus respuestas al relator. Este, a partir de lo que ellos digan, elaborará un Segundo Documento de Trabajo, que será el que reciban los padres sinodales para su estudio, debate y aprobación en la tercera y última fase sinodal, en octubre de 2023. 


    El día del 9º Coloquio abierto estaba empezando a desarrollarse la primera fase sinodal, de la que aún no conocíamos todos los detalles. Pero como sí sabíamos que en ella se iba a pedir a los católicos que respondiéramos a una serie de preguntas sobre la sinodalidad, nos planteamos “¿Qué preguntas nos gustaría que nos hicieran?” o, formulado de otro modo, “¿en torno a qué nos gustaría manifestar nuestra opinión a los padres sinodales para que la tuvieran en cuenta en sus debates sinodales?” 


    El coloquio fue también interesante, aunque no se ciñó sólo a contestar la pregunta planteada. Hubo quienes hablaron de que no tienen mucha confianza en que lo que se diga en esta consulta sinodal, de la primera fase, llegue a formar parte de los debates de la segunda y menos de la tercera fase. Otras personas dijeron todo lo contrario, manifestaron su gran confianza en que por primera vez en los tiempos recientes de la Iglesia la opinión de los cristianos de base va a ser escuchada y, es posible que, también tenida en cuenta. Finalmente un tercer grupo de personas expuso algunas preguntas concretas que le gustaría que nos hicieran: sobre el papel de la mujer en la iglesia, sobre el clericalismo que excluye de los puestos más relevantes de la Iglesia a la inmensa mayoría de los católicos y a todas las católicas del mundo, e impone su voluntad en todos los temas, aunque no responda al sentir de la mayor parte de los miembros de la Iglesia. 


    Llegados a este punto, dimos por terminado el Coloquio, con la alegría de haberlo podido celebrar después de tanto tiempo en que tal circunstancia no se daba. Poco podíamos figurarnos que ya entonces estaba empezando la sexta ola de la pandemia, mucho más contagiosa que las anteriores, pero, afortunadamente, menos mortífera gracias a la vacunación. Todavía seguimos metidos en ella. Por ello a los miembros de la Comisión Permanente, que no hemos dejado de estar en contacto, nos ha parecido prudente no convocar en febrero el 10º Coloquio abierto, sino dejarlo para marzo. Y aprovechar estar semanas intermedias para llevar a cabo, a través del correo electrónico, la consulta sinodal, según la Opción A, propuesta por la Comisión diocesana del Sínodo. Contiene una sola, pero importante, pregunta general. Reuniremos primero las respuestas particulares, elaboraremos con ellas una posible respuesta común del Foro, la pasaremos a consulta, y con las enmiendas oportunas, la aprobaremos y enviaremos a la Comisión diocesana


    Y hasta aquí la crónica de estos dos últimos años de historia del Foro. Mencionar tan sólo que el pasado día 2 de febrero suscribimos en nombre del Foro la Carta a la Conferencia Episcopal Española: Pasar de las tinieblas a la luz, promovida por Alandar, sobre cómo debieran proceder nuestros obispos ante los casos de pederastia eclesial. Y concluir deseando que estas páginas os sean de interés y provecho. 


Jesús L. Sotillo