martes, 9 de noviembre de 2021

Desde “el estado de alarma” al Sínodo de la “Sinodalidad”. Mucha experiencia que compartir

 

Hola de nuevo a todas y a todos los que de algún modo habéis estado en contacto con el Foro “Curas de Madrid y Más” en algún momento de nuestra trayectoria. Recibid nuestro más cordial y afectuoso saludo. 

Para los miembros de la Comisión Permanente es una gran alegría volver a ponernos en contacto con vosotras y vosotros para anunciaros que, un año y algo más de nueve meses después de nuestro último encuentro presencial, que celebramos el 10 de febrero 2019, os convocamos al que podríamos llamar “El encuentro del reencuentro”. 

Lo estuvimos pensando hace días. La pandemia no ha desaparecido del todo, sino que rebrota una y otra vez, pero como la inmensa mayoría de nosotros está ya vacunada y el índice de contagios a día de hoy sigue estando está relativamente bajo, decidimos atrevernos a organizar ese reencuentro. Constituirá nuestra novena ocasión de estar juntos para reflexionar, dialogar y expresar nuestras opiniones. Guardando, eso sí, todas las medidas de seguridad que están vigentes. 



Así pues, si no hay circunstancias que lo impidan, nos volveremos a ver el próximo día 15 de noviembre, a las siete de la tarde, en el amplio salón de la parroquia de la Sagrada Familia en el que nos hemos reunido en anteriores encuentros. Guardando las distancias debidas y con mascarilla



Poco podíamos imaginar aquel lejano 10 febrero de 1019 que todos estábamos a poco más de un mes de enfrentarnos a una situación que nunca habríamos imaginado que tuviéramos que afrontar. Pero tal situación se produjo y no nos quedó otra que asumir cambios fundamentales en nuestro modo de vida. Y todo ello producido por un minúsculo elemento de la naturaleza, un virus, millones de réplicas de ese virus, que sin proponérselo nos iba a causar mucho daño e iba a poner patas arriba lo que creíamos que era sólido y estable. Mes tras mes han ido pasando los días, las semanas de éste largo y muy denso año y pico. Y nosotros, cada uno de nosotros, sabemos lo que hemos vivido y sufrido. Y lo que ha ido corriendo por nuestras mentes y nuestros corazones. 


Ahora, sin que todo eso haya pasado todavía a la historia, sin que forme parte ya sólo de nuestros recuerdos, los católicos de todo somos convocamos por el papa Francisco a dirigir nuestra mirada y nuestro pensamiento hacía algo no tan misterioso e inquietante como el COVID 19, hacia “la sinodalidad”, que, sin embargo, también tiene algo de enigmático. Y hacia la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que ha de celebrarse en octubre de 2023, para tratar el tema “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”1. 

Desde ahora hasta agosto de 2022 se va a desarrollar una primera fase preparatoria, como sin duda sabéis la mayoría de vosotras y vosotros. Ha decidido el papa que durante ese tiempo se lleve a cabo en todo el orbe católico una consulta a todos los clérigos y a todos los laicos y laicas que formamos la Iglesia de Roma. Quiere que ejerzamos de ese modo lo que ha dado en llamarse “la sinodalidad”, con unas dimensiones hasta ahora no experimentadas. Nos convoca Francisco a dar forma y a hacer llegar a los obispos, incluido el obispo de Roma, nuestra opinión sobre una serie de cuestiones, que aún no conocemos con exactitud cuáles van a ser, para que, debidamente articuladas, pasen a formar parte del primer y del segundo “Instrumentum laboris”, que se publicarán, respectivamente, en septiembre de 2022 y en junio de 2023. Dichos textos se entregarán a los padres sinodales, para su estudio y comentario. Y su contenido se debatirá, finalmente, en las sesiones de ese magno evento eclesial. Tras todo ello, el papa, como prescribe el Código de derecho Canónico, expondrá en una “Exhortación Apostólica”, las conclusiones que haga suyas, con las determinaciones que decida dar a toda la Iglesia para su cumplimiento. 


Teniendo en cuenta lo que acabamos de decir, en la Comisión permanente acordamos que en nuestro “Encuentro del reencuentro” sería conveniente hablar sobre ambos asuntos, sobre lo vivido en la pandemia y sobre lo que el papa, como católicos, nos proponemos que vivamos en los próximos meses. 




Así pues, en el Coloquio abierto del día 15 de noviembre, pasados los saludos iniciales, que sin duda serán cordiales y gozosos, no exentos de alguna pena, y tras un primer momento de oración, preparada por Marta Merino y Mila de Diego, las dos mujeres que forman parte de la Permanente, abriremos un primer momento de reflexión y de puesta en común. Orientados y coordinados por Jorge de Dompablo, dedicaremos la primera parte de nuestro encuentro a poner en común cómo hemos vivido religiosamente hablando todo lo referente a la pandemia. No se trata de que nos contemos cuántos familiares o amigos hemos perdidos ni cómo nos hemos adaptado a vivir el aislamiento o cómo hemos ido recuperando la nueva normalidad. Se trata de poner en común qué ha supuesto para nuestra espiritualidad este tiempo de contacto permanente con el miedo a enfermar o a morir y con quienes han enfermado y con quienes han muerto, y hasta con quienes niegan la gravedad de lo que está sucediendo y se oponen a las medidas propuestas por las autoridades civiles para remediarlo. 





Tras este en primer momento, que puede ser importante, en la segunda parte de nuestra reunión volveremos los ojos hacia lo que desde el Vaticano nos propone el Papa, hacia esa consulta que, para poner en ejercicio la Sinodalidad, ha decidido llevar a cabo en todo el orbe católico. Desea que los obispos participantes en el Sínodo de 2023 lleguen al mismo conociendo las opiniones de los 

católicos del mundo entero sobre una serie de asuntos en torno a los que se nos va pedir el parecer. No conocemos aún, sin embargo, cuáles van a ser las preguntas concretas a las que hayamos de responder. Pero, según hemos acordado, dedicaremos unos cuantos minutos del “Encuentro del reencuentro”, orientados y coordinados por Jesús L. Sotillo, a hablar sobre Qué preguntas nos gustaría que nos hicieran y nos gustaría responder, para contribuir al bien de la Iglesia católica, de sus miembros, de los hombres y de las mujeres en general y hasta de nuestro maltratado planeta. 

No tenemos grandes pretensiones al planear el encuentro de esta manera. Nos mueve el deseo de conseguir que quienes participemos en él podamos expresar libremente, con sinceridad y hondura nuestra experiencia religiosa a lo largo de estos meses y nuestro parecer sobre la Iglesia actual y su futuro. 


Os animamos encarecidamente a sumaros a este 9º Coloquio abierto del Foro “Curas de Madrid y Más”. Nos saludaremos con afecto, rezaremos y tendremos ocasión de reflexionar, dialogar y opinar sobre nuestra fe y el modo de llevarla a la práctica hoy en día, fieles a nuestra razón de existir como Foro. 


Hasta el día 15. Un fuerte abrazo para todos y todas. 


La Comisión Permanente

6 de Noviembre de 2021 

jueves, 22 de abril de 2021

Ante las elecciones en la Comunidad de Madrid

 


Ante las elecciones en la Comunidad de Madrid 

Reflexiones de la Comisión Permanente del Foro “Curas de Madrid y Más” para compartir con el resto del Foro 


Madrid: 21 de abril de 2021 



La Comisión Permanente del Foro “Curas de Madrid y Más” pone en conocimiento del conjunto de miembros del Foro cuál es la postura mayoritaria de sus componentes ante las próximas elecciones en la Comunidad de Madrid

Somos conscientes de que no todos los que acudimos a nuestros encuentros pensamos lo mismo sobre cuál ha de ser el sentido concreto de nuestro voto. No creemos, asimismo, que a partir de la lectura de los textos bíblicos quepa señalar una opción política como la única que representa y articula de forma clara y plena lo que Jesús consideraría reflejo de “la voluntad de Dios”. Pero, os hacemos llegar nuestras reflexiones por si pueden seros de alguna utilidad en medio de las que también vosotros y vosotras, sin duda, estaréis haciendo. Nos hubiera encantado poder realizarlas juntos y juntos haber llegado a formular una posición consensuada, pero las circunstancias no lo permiten. 




Nuestro punto de partida 

Desde la interpretación que muchos de los miembros del Foro hacemos de los relatos evangélicos y de las enseñanzas que trasmite el resto de los escritos del Nuevo Testamento, y escuchando el mensaje de la Constitución dogmática “Gaudium et Spes” del Concilio Vaticano II, consideramos que, por fidelidad a Jesús, debe ser objetivo prioritario de los que nos decimos seguidores suyos lograr que en la sociedad disfruten del mayor bienestar posible cuantas más personas mejor, sin excluir por principio a nadie. Creemos, por tanto, que nuestro empeño político ha de ser que nuestros gobernantes tomen cuantas medidas sean necesarias para aliviar el sufrimiento de quienes viven en una situación de malestar permanente. Y esto, que habrían de hacerlo siempre, consideramos que cobra mayor razón de ser, si cabe, en estos tiempos de crisis social, sanitaria y laboral que estamos atravesando a causa de la pandémica COVID19. 

Haciéndose eco de la Doctrina Social de la Iglesia y desarrollándola, el papa Francisco desde los inicios mismos de su pontificado ha insistido constantemente en que esta preocupación debe tenerla como propia todo cristiano. Lo dijo ya en la Exhortación apostólica “Evangelii gaudium”, dada en noviembre de 2013, sale a relucir en la Encíclica “Laudato si'”, dada en 2015; y recorre de principio a fin la Encíclica Fratelli tutti”, dada en 2020. “Es un mensaje tan claro – dice en la Exhortación apostólica Evangelii gaudium” –, tan directo, tan simple y elocuente, que ninguna hermenéutica eclesial – de los textos neotestamentarios – tiene derecho a relativizarlo” (EG 194). 

Siendo estas las convicciones que compartimos, nos causa profunda preocupación cuál acabe siendo el resultado de las elecciones convocadas en la Comunidad de Madrid. Del mismo depende que en ella se camine hacia el logro del objetivo mencionado o que deje de estar entre las preocupaciones de las personas elegidas para regir nuestras instituciones. 2 


No es una preocupación meramente teórica, sino fundada tanto en cómo se ha gobernado la Comunidad desde las últimas elecciones, como en las circunstancias concretas en que se han convocado las del próximo día 4 de mayo, tan sólo un año y diez meses después de aquellas 



Nuestro análisis de la situación 

Después de un largo proceso negociador, Isabel Díaz Ayuso superó la sesión de investidura, el 14 de agosto de 2019, y asumió el gobierno de la Comunidad, en coalición con Ciudadanos y contando con el apoyo externo de VOX. Por entonces no cabía pensar que su política fuera a ser menos liberal que la que llevaba ejerciendo el PP desde que comenzó a gobernar Madrid en 1995. Sin embargo, pronto empezó a verse que su liberalismo político era más radical que el de sus antecesores y antecesoras en el cargo. Se vio, también, enseguida que desde la presidencia de la Comunidad iba a ejercer de jefa de la oposición al gobierno de coalición del PSOE y de Unidas Podemos, con una crispación y un radicalismo mayor que el del presidente de su partido, Pablo Casado, y a la altura del practicado por los dirigentes de VOX. Ambos aspectos de su modo de gobernar en Madrid y desde Madrid se pusieron más en evidencia a partir del comienzo de la crisis provocada por la irrupción del COVID19 y con los sucesivos y diversos estados de alarma

Durante esta grave crisis sanitaria el ambiente político nacional y en especial el de la Comunidad de Madrid se ha crispado hasta alcanzar cotas muy elevadas. Y, como consecuencia de esta crispación, ha crecido la agresividad hacia el oponente político. VOX llega a describirlo como un “enemigo de España”, al que hay que expulsar del tablero de juego. De este modo, cuando la pandemia exigía unir fuerzas para combatirla, desde el PP nacional, desde el PP de la Comunidad de Madrid y desde VOX se ha arremetido contra prácticamente todas las decisiones que tomaba el Gobierno, fueran las que fueran. En estos ámbitos los gritos histriónicos no dejan escuchar las razones ni los datos, y crean un escenario en el que se nos escapaban los debates importantes, fomentando el frentismo. Pero es preciso destacar que este modo de proceder no puede generalizarse, pues en otros ámbitos, sin renunciar a las legítimas y necesarias diferencias, se ha buscado la convergencia de las diversas posturas, pensando en el bien común de los españoles. Es el caso del Ministerio de Sanidad y la mayor parte de las Comunidades Autónomas. O el del Ministerio de Trabajo y Economía Social y la Patronal y los Sindicatos

Apenas comenzó la pandemia a mostrar sus efectos más dañinos, se vio que las personas más susceptibles de resultar contagiadas eran las de mayor edad. Quedó demostrado que ni el sistema sanitario regional, gestionado por el Partido Popular desde 1995, ni la mayor parte de residencias de la Tercera Edad, dependientes de la Comunidad de Madrid, estaban en condiciones de prestar una atención adecuada a los miles de residentes que comenzaron a contagiarse en masa. Muchos de ellos, aplicando protocolos establecidos por la Comunidad, no fueron derivados a los hospitales y murieron solos, sin ayuda médica y con sufrimiento insoportable, al ahogarse en su propia insuficiencia respiratoria. Serán los tribunales quienes dicten sentencia sobre las diversas denuncias interpuestas por familiares de las víctimas, mientras tanto las actuales autoridades regionales no han reconocido la existencia de tales problemas, ni han admitido responsabilidad alguna en los padecimientos y en las muertes de tantas personas. 3 


Tampoco han dado síntoma alguno de que tengan intención de cambiar el tipo de políticas que han generado los problemas mencionados. Más aún, cuando en España, como en el resto del mundo, faltos de un tratamiento médico eficaz contra el virus y carentes de vacunas que evitaran los contagios, el Gobierno Central optó, como medidas de urgencia, por imponer diferentes modos de confinamiento y rastrear a los posibles contagiados, para que no contribuyeran a la expansión del virus, la Comunidad no sólo no contrató el personal necesario para llevar a cabo un rastreo exhaustivo, sino que, además, durante la primera ola, Isabel Díaz Ayuso criticó ferozmente las órdenes de confinamiento. Y en las siguientes, cuando pudo gestionarlos de forma directa, la presidenta se ha inclinado por decretar un tipo de restricciones de movilidad que salvaran los intereses de los comerciantes, especialmente los de la hostelería y los locales de ocio, aunque su eficacia para frenar los contagios sea muy limitada. Esto muestra que ha antepuesto lo económico frente a lo sanitario. Y, a su vez, ha seguido impulsando una gestión de lo público, incluida la fiscalidad, que beneficia a los mejor situados en la escala social, menoscabando la protección de los más vulnerables. Es decir de los que necesitan ayuda para hacer frente a su dependencia, o a su falta de vivienda o a su precariedad económica y cultural o a sus condiciones de vida indignas. Podrían ponerse numerosos ejemplos, pero baste citar lo que desde octubre lleva pasando con muchas de las personas que malviven en la “Cañada Real”. 

Así las cosas, Isabel Díaz Ayuso, tomando como excusa la moción de censura que el PSOE y Ciudadanos presentaron el día 10 de marzo en la Comunidad de Murcia, ha convocado las elecciones anticipadas que dan pie a la redacción y publicación de estas Reflexiones de la Comisión Permanente del Foro “Curas de Madrid y Más”. Es claro su propósito de desembarazarse de la incómoda compañía de Ciudadanos, aunque, a tenor de lo que indican las encuestas, para gobernar necesite los votos de VOX. Es una posibilidad que no descarta. Aunque conlleve la inclusión de algunos de sus dirigentes en el gobierno de la Comunidad. Y sin dar importancia a que promuevan políticas de enfrentamiento contra los que consideran “malos españoles” y de exclusión de aquellos que reclaman ayuda en su indigencia o atención a su diversidad, por no considerarlos dignos de recibirlas. 


Nuestros temores y nuestra postura 

Esta posibilidad, con claros visos de convertirse en real, nos alarma enormemente. Y no sólo como parte de la ciudadanía de Madrid sino también, insistimos, como cristianos y cristianas seguidores de Jesús. En coherencia con nuestra fe, consideramos un deber procurar que la sociedad, en general, y nuestra Comunidad, en concreto, tengan una legislación y un gobierno que defiendan y protejan los intereses de las personas más necesitadas, que viven o transitan dentro de sus límites territoriales. 

A nuestro juicio, esto debe formar parte del objetivo general, ya señalado, de que entre nosotros disfruten del mayor bienestar posible cuantos más hombres y mujeres mejor, no sólo quienes tienen una posición social más desahogada. Pero creemos que si para legislar y gobernar en Madrid llega a producirse la coalición entre el PP y VOX lejos de caminar en esa dirección, tomaremos el sendero contrario. Ya que al ultra liberalismo político y económico de Isabel Díaz Ayuso y su partido se sumarán las propuestas anticonstitucionales, antidemocráticas, antifeministas, homófobas y aporofóbicas de VOX, de las que alardea sin recato alguno. 

Creemos, por ello, que es nuestro deber y también el de otras instancias eclesiales, incluido el propio Consejo Episcopal o la Vicaría para el desarrollo humano integral y la innovación o Caritas diocesana


o Justicia y Paz, advertir de este riesgo. Aunque el PP y VOX tiendan a presentarse como quienes mejor defienden los intereses de la Iglesia Católica, y aunque haya católicos que así lo crean, en lo relativo a algo tan fundamental como es tender la mano a “los cansados y agobiados” no creemos que puedan ser tenidos como modelo. Y si la Iglesia católica, sus jerarquías y sus bases, aparece ante los que sufren como ajena a lo que les sucede o como quien confraterniza con quienes les causan y no remedian sus padecimientos, cundirá en ellos y en otras personas el desencanto y le darán la espalda. 

Por eso alzamos nuestra voz y hacemos un llamamiento a los electores y electoras de la Comunidad de Madrid, particularmente a quienes nos decimos seguidores de Jesús, para que el próximo día 4 de mayo nuestro voto no contribuya a que el riesgo de que en nuestra Comunidad los más desvalidos sufran mayor desamparo se convierta en un hecho real. Además del PP y VOX, existen otras fuerzas políticas en las que podemos depositar nuestra confianza y consideramos, por los motivos expuestos, que sería razonable que esa fuese la decisión de la mayoría de los votantes de nuestra Comunidad. Aunque, lógicamente, cada cual es libre de votar a quien le parezca. 

No están directamente en juego los grandes y, en algunos casos, ficticios problemas políticos de los que tanto hablan estos dos partidos y hacia los que ya intentan que dirijamos nuestra atención durante la campaña electoral, sino, como hemos tratado de resaltar, otros más concretos y cercanos. No se juega en estas elecciones la unidad de España, ni la cuestión lingüística, ni el apoyo a los terroristas de ETA, ni el sistema educativo español, ni la legislación del aborto o la eutanasia o la diversidad de género, ni el problema migratorio. Están en juego problemas que tienen que ver con el bienestar o el malestar de quienes más sufren entre nosotros, en los pueblos y en los barrios de las ciudades de la Comunidad de Madrid. Como cristianos y cristianas que vivimos y votamos en este ámbito geográfico, sin desentendernos de los problemas generales, esto es lo que ahora nos preocupa. Y animamos a que ningún votante se quede en casa el día cuatro de mayo, especialmente los que más perjudicados se verían si la coalición PP/VOX asume el poder. A saber, los hombres y mujeres que se encuentran o pueden encontrarse en grave situación de desamparo económico, cultural o sanitario. 


Comisión Permanente del 

Foro “Curas de Madrid y Más” 

viernes, 1 de enero de 2021

Recuerdo de Pedro, miembro de Foro

En noviembre del año que terminó, conocimos la muerte de nuestro compañero, Pedro Sánchez, sacerdote dominico, que ha pasado buena parte de su vida en Vallecas. Hombre, cristiano y sacerdote bueno donde los haya, al que nuestra jerarquía muchas veces, pero de modo más doloroso para él en estos últimos años, ha hecho sufrir mucho.


Era uno de los miembros más antiguos, venerables y queridos de nuestro Foro. Participó en algunos de nuestros últimos encuentros.


Que su testimonio de fe y esperanza en Dios como Abba, en quien, igual que Jesús de Nazaret, siempre creyó, así como su ejemplo de bondad y de compromiso activo en favor de los más pobres, desvalidos y marginados del mundo y de Vallecas en concreto nos acompañen ahora y siempre.

Bondad, sabiduría y sensatez, puestas con firmeza al servicio de los más desfavorecidos de la sociedad. Eso era Pedro.


Así daba la noticia Archimadrid.Archimadrid).- 
El día de Nochebuena de este 2020, el padre Pedro hubiera cumplido 96 años. Eso, de no ser por la COVID-19. «No te contesté antes porque estoy enredado con el coronavirus –le escribió a un amigo a mediados de octubre–. El PCR ha dado positivo. Ya te contaré». Poco más de una semana después de este mensaje, Pedro Sánchez Menéndez, dominico, al que quienes le conocían se referían cariñosamente como pPedro o fraPedro, era ingresado en el hospital Virgen de la Torre de Vallecas, en el barrio al que le había entregado el corazón y la vida en la década de los 70.

«No se merece este final duro, y tan solito. ¡Él, siempre rodeado de tanta gente!», recordaban en su blog los antiguos alumnos de aquellos años en los que fue director de la Escuela Apostólica de Virgen del Camino, en León (1957-1966). El final llegó el pasado viernes, 13 de noviembre, y el blog se llenó de recuerdos. Incluida una pequeña autobiografía que el padre Pedro había terminado de escribir en pleno confinamiento domiciliario, en marzo, y que había mandado a muchos de sus alumnos, con los que, a pesar de los años, seguía manteniendo un contacto muy fluido. «Os digo sinceramente que traté de educaros con cariño y afecto», les decía en un documento que comenzaba así: «Rebasados ya los 95 años de mi vida, me gustaría dejar por escrito lo que ha sido mi trayectoria vital, según la recuerdo mirando hacia atrás y reflexionando sobre ella».


El padre Pedro nació en Gijón (Asturias), el 24 de diciembre de 1924. El cuarto de cinco hermanos, quedó huérfano de padre a los 6 años, algo que «debió de marcar de alguna manera mi vida». En octubre de 1938, sin haber terminado aún la guerra civil, en la que perdió a uno de sus hermanos, ingresó en la Escuela Apostólica de los dominicos de Corias (Asturias) «para comenzar la aventura de ser dominico». En 1950 fue ordenado sacerdote y celebró su primera Misa en la parroquia de la Milagrosa de Gijón, la suya. El Concilio Vaticano II, momento de «comenzar a comprender que el cristianismo tiene una evidente dimensión social», le dejó huella; a partir de entonces, «mi modo de entender y vivir el mensaje de Jesús, la misión de la Iglesia y el sentido de la existencia de una orden religiosa, como la de los dominicos, ha ido evolucionando de forma muy profunda».

Durante cuatro años, de 1966 a 1970, el padre fue maestro de novicios en el convento de Caleruega (Burgos), y de allí, a México, donde entró en contacto con teólogos de la liberación, que «me abrieron los ojos para comprender el problema social más sobresaliente, el que se refiere a las terribles desigualdades que existen en la humanidad». El descubrimiento de la pobreza «causó en mí un fuerte impacto», reconoce en su testamento vital, y todas estas realidades le llevaron a entender desde entonces «la predicación como el anuncio de un estilo de vida como el de Jesús, que nos compromete en la transformación del mundo».



Opción por los pobres

De vuelta a España, en 1978, el padre Pedro, desde esa evidencia «de que había que tomar una opción por los pobres», formó una comunidad de dominicos en Vallecas, uno de los barrios más deprimidos de la capital y en el que, a pesar de no vivir ya la precariedad de los 60, «todavía hoy la realidad social […] está siendo muy difícil». Junto a otros tres dominicos, se imbricaron en la vida del barrio en «estrecho contacto con la gente y sus problemas, participando en sus actividades, compartiendo sus preocupaciones y dificultades, viviendo sus alegrías y sus logros».

En 1980 se hizo cargo de la parroquia Santo Tomás de Villanueva y comenzaron su andadura de comunidad con un grupo inicial de matrimonios de distintas edades «que se reunían para reflexionar y madurar su fe». Con la idea de sumarse a las iniciativas sociales que ya existieran en Vallecas, como la Asociación de Vecinos los Pinos de San Agustín, y siempre junto a Julio Lois, dominico que se integró en la comunidad y muy activamente en las actividades de la parroquia, «apoyamos y participamos en multitud de actividades y de luchas que redundaban en el bien de la gente del barrio».

Santo Tomás de Villanueva, que eran barracones y locales hasta que se construyó el templo en 1998, se había encomendado formalmente a la orden dominicana tan solo cuatro años antes. El padre Pedro permaneció como párroco hasta 1999, cumplidos los 75 años; en el año 2013, la parroquia fue entregada de nuevo a la diócesis, manteniendo la comunidad de frailes la ayuda a los párrocos sucesivos y a los vecinos del barrio. «Estos cuarenta últimos años de vida –reconocía el padre Pedro en el documento– son los que descubro como los años que han dado más sentido a mi vida como cristiano, como seguidor de Jesús y como dominico».

Ahora, le despiden con pena desde Vallecas, recociendo en él a un «hombre bueno», que vivió «entregado al barrio y a sus gentes», con «la honestidad, la concordia y la discreción como bandera». También le dicen hasta luego sus antiguos alumnos de León, que le recuerdan como un «buen maestro, modelo de vida y padre del espíritu», «un tsunami de humanidad», le dedican la salve dominicana, «esta plegaria que tantísimas veces ha cantado él durante toda su vida», y lo imaginan ya en el banquete del cielo, sentado a la mesa «con “los pobres, los lisiados, los ciegos, las viudas, los niños y los cojos” (Lc 14, 21) de Corias, de la Virgen del Camino, de Caleruega, de México y de tu querido barrio de Vallecas».