martes, 22 de diciembre de 2020

La Diócesis de Madrid y sus Fundaciones


La Diócesis de Madrid y sus Fundaciones
Un relato y unas reflexiones del Foro “Curas de Madrid y Más”



Madrid: 22 de diciembre de 2020


Los miembros de la Comisión Permanente del Foro “Curas de Madrid y Más” hemos seguido con atención las noticias que vienen apareciendo desde finales de 2019, como artículos de investigación, en diferentes medios informativos escritos o digitales sobre la venta de inmuebles de Fundaciones propias del Arzobispado de Madrid o en cuyos patronatos está presente con voz y voto.


En las últimas semanas este tipo de noticias ha vuelto a saltar a los medios de comunicación con fuerza y denunciando que en esas operaciones hay aspectos preocupantes desde el punto de vista administrativo, jurídico y moral. Son noticias documentadas y preocupantes, como atestigua el hecho mismo del que tuvimos conocimiento a través de Infomadrid, la página web oficial de la Archidiócesis de Madrid, el sábado 19 de diciembre. Don Carlos Osoro, acompañado de uno de sus obispos auxiliares, Don José Cobo, y del responsable vaticano del equipo investigador, Javier Belda, había tenido el día anterior un encuentro con el papa Francisco para darle cuenta de cómo está la cuestión.




¿Cuándo y por qué comenzó todo este asunto? ¿Qué ha pasado para que pueda decirse, sin que el propio arzobispado lo desmienta, que hay algo oscuro detrás de los hechos que se han ido produciendo? A nosotros como a muchos miles de personas nos parecía importante conocer las respuestas y analizarlas. Damos cuenta aquí del resultado de nuestra búsqueda y reflexión.


Aunque en los artículos periodísticos a los que nos hemos referido no se presta mucha atención a este asunto, nos parece importante señalar que en el origen de toda esta compleja historia hay una  decisión, asentada en un firme convencimiento, que tomó don Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, muy poco después de iniciar su misión pastoral en nuestra diócesis. Tan sólo habían pasado un año y cuatro meses desde que en octubre de 2014 tomó posesión de su cargo, cuando en marzo de 2016 nombró a Don Julio Lage Interventor de las cuentas de la Iglesia Diocesana, figura que se introducía en el organigrama de la Curia por primera vez, y a Don David López Royo Delegado plenipotenciario de la recién creada Delegación Episcopal de Fundaciones. Tenía el firme convencimiento de que en asuntos económicos y financieros en la Diócesis en general y en las Fundaciones en particular había poca trasparencia, mala gestión y escasa coordinación. Los dos seglares recién nombrados debían conseguir un cambio en tal estado de cosas. Y ambos se pusieron a ello sin dilación y con entusiasmo. Primero, aclarar la situación. Segundo, ver de qué modo y con qué personas lograr una gestión profesionalizada y “eficaz” de los bienes materiales y de los diversos recursos económicos de la diócesis y de las fundaciones. Y tercero, coordinar, bajo su dirección y mando, a todas las personas e instituciones implicadas. 


La tarea de Don Julio Lage era de mayor complejidad y proporciones que la de Don David López Royo. Pero la de éste también tenía su importancia y despertó intereses que acabaron convirtiéndola en centro de las miradas y el escrutinio de los medios de comunicación.


Según los datos que aporta  el periodista Ricardo Benjumea en un artículo que el 26 de marzo de 2017 apareció publicado en el Semanario Católico de Información “Alfa y Omega”, que se edita en Madrid, en la diócesis hay “64 Fundaciones, aunque con diferentes tipologías jurídicas: 34 son fundaciones canónicas, 20 civiles y una decena de ellas pertenece al protectorado canónico del Arzobispado de Madrid”. En ellas - decía entonces – “hay 1.200 trabajadores, sin contar el personal voluntario”. Y “los beneficiarios rondan las 100.000 personas, concentradas en el ámbito educativo, social y sanitario”. Don David López Royo tenía como  misión ver cómo andaba ese mundo, para hacerlo trasparente y lograr que la gestión de su valioso patrimonio y de sus, en ocasiones, abundantes recursos económicos, propios o provenientes de diversas administraciones públicas,  fuera eficaz, y se realizara de forma coordinada, bajo su dirección. Todo ello con el objetivo de que cada Fundación por su cuenta y todas como conjunto se convirtieran en “64 escaparates para la diócesis de Madrid”, como dice el título que Ricardo Benjumea puso a su artículo. Escaparates en los que ver cómo una gestión “profesionalizada” de esas propiedades y recursos se convertía en manantial de innumerables bienes para los más desfavorecidos de la sociedad, a los que sus fundadores quisieron ayudar de forma permanente cuando ya ellos hubieran muerto.


Al año de ser nombrado estaba muy satisfecho de los frutos que iba dando el desarrollo de su tarea, tendente a lograr que las fundaciones sean, según sus propias palabras que recoge el artículo que venimos citando, “un ejemplo de gestión en el marco de una economía social de mercado”, “un modelo de eficiencia que tenga en el centro de las organizaciones sociales, a la persona, en el contexto de una economía al servicio del bien común”. De su satisfacción y de toda esta ideología que al Señor Cardenal y a él les mueven dan testimonio sus respuestas en la entrevista que le hizo Archimadrid.org, publicada el jueves 23 de marzo de 2017. Aparecen puestas bajo el título David López Royo: «Las fundaciones diocesanas deben ser un modelo de gestión eficiente»


Durante los doce meses transcurridos había celebrado ya dos reuniones conjuntas con representantes de las Fundaciones, aparte de encuentros personales con los patronos de las mismas. La primera para explicarles los planes y las directrices del obispo, la segunda para ver cómo se iban ejecutando. Y dice que la Delegación ya está colaborando con doce de ellas, que aceptan su asesoría. Esto le lleva a mostrarse optimista respecto a que poco a poco las que faltan también aceptarán recibirla. Y, más aún, espera que la demanden y reciban, así mismo, otras Fundaciones de la Iglesia no dependientes de la diócesis. Como, por ejemplo, las vinculadas a las Congregaciones religiosas.